En Alemania, se generan anualmente 1,7 millones de toneladas de residuos electrónicos. Sin embargo, solo una pequeña parte se gestiona adecuadamente, y a menudo termina en la basura doméstica. Esto provoca la pérdida de metales valiosos y otros recursos que podrían reciclarse, desaprovechando un gran potencial de reciclaje. Para lograr una economía circular exitosa, es crucial mejorar la recolección de dispositivos electrónicos obsoletos, actualmente muy deficiente, y reincorporar estas 'minas de recursos' al ciclo de reutilización. Esta tarea solo puede lograrse con la participación de todos: desde los fabricantes y consumidores hasta los gestores de residuos.
¿Qué es la chatarra electrónica?
El término residuos electrónicos abarca todos los productos que contienen componentes eléctricos o electrónicos. Desde juguetes infantiles a pilas, televisores desechados, viejos smartphones, electrodomésticos de cocina en desuso, hasta básculas de baño. Incluso productos menos obvios están sujetos a la ley de aparatos eléctricos y electrónicos (ElektroG) si tienen componentes eléctricos integrados. Esto incluye zapatos con suelas luminosas, somieres ajustables eléctricamente o armarios con iluminación incorporada. Si estos componentes no se pueden quitar o reemplazar fácilmente, el producto completo debe ser desechado como residuo electrónico al final de su vida útil. Si los componentes eléctricos pueden ser retirados, solo estos deben ser llevados a la colección de dispositivos electrónicos antiguos. También se consideran dispositivos pasivos, que no tienen función propia pero sirven como conductores de electricidad, como antenas, cables, adaptadores, enchufes o conectores, y se clasifican como residuos electrónicos.
¿Por qué es crucial la chatarra electrónica para la economía circular?
Cada año, más dispositivos electrónicos entran en circulación, y con ello, aumenta la cantidad de residuos electrónicos. En toda Europa, los desechos electrónicos son el flujo de residuos que crece más rápidamente. Muchos de estos residuos no se gestionan ni reciclan adecuadamente. Sin embargo, los dispositivos antiguos contienen valiosos recursos, especialmente metales como cobre, cobalto, plata, oro o litio, cuya extracción no solo requiere mucha energía y mano de obra, sino que a menudo perjudica al medio ambiente. Por eso, es crucial reincorporar estos recursos valiosos al ciclo de producción. Desde 2019, la UE ha establecido reglas claras: se debe recolectar y reciclar el 65% de todos los dispositivos electrónicos en circulación. Sin embargo, Alemania aún está lejos de alcanzar este objetivo: según un cálculo de la Agencia Federal de Medio Ambiente, la tasa de recolección en 2020 fue solo del 44,1%. En la UE, la tasa de reciclaje de residuos electrónicos es incluso más baja, con menos del 40%. Esto significa que una gran parte de los recursos se pierde.
Reciclaje de residuos electrónicos
Los aparatos eléctricos en desuso contienen una variedad de materiales valiosos que pueden ser reciclados, como metales, plásticos, vidrio y tierras raras. La actual ley de aparatos eléctricos y electrónicos (ElektroG) regula la eliminación y reciclaje ecológico de estos dispositivos, con el objetivo de mejorar el reciclaje de los valiosos materiales contenidos en los residuos electrónicos.
Por lo tanto, los consumidores deben entregar sus aparatos eléctricos en tiendas de electrónica con más de 400 m², en puntos de reciclaje o en grandes supermercados que vendan estos productos. Desde allí, comienza el proceso de reparación o desmantelamiento. Sin embargo, muchos dispositivos no llegan a ser reciclados. Permanecen durante años en cajones, armarios o garajes, o incluso terminan en la basura doméstica.
Esto no solo provoca la pérdida de grandes cantidades de materiales valiosos, sino que también libera sustancias nocivas al medio ambiente. Según el Umweltbundesamt, en 2019 se generaron en promedio 22 kg de residuos electrónicos por persona al año, pero solo el 45% se gestionó adecuadamente. Especialmente los teléfonos móviles antiguos se acumulan en los cajones alemanes: según una encuesta de la Asociación Federal de Tecnología de la Información, Telecomunicaciones y Nuevos Medios e.V. (Bitkom), en 2020 había casi 200 millones de unidades.
Esto equivale a aproximadamente 50 toneladas de plata, 4,8 toneladas de oro y 1,8 toneladas de paladio almacenadas en hogares alemanes. Todos estos materiales podrían reincorporarse al ciclo productivo mediante el reciclaje. Solo las valiosas baterías de iones de litio de los teléfonos móviles son reciclables hasta en un 75%. El litio es un recurso muy valioso, esencial para la fabricación de coches eléctricos y cuya extracción es muy costosa.
¿Cómo funciona el reciclaje de residuos electrónicos?
El reciclaje incluye procesos mecánicos, térmicos y químicos, y se compone esencialmente de los siguientes pasos: Primero, los desechos electrónicos se trituran mecánicamente. Luego, se eliminan manualmente los contaminantes como baterías, tóners de color o condensadores, así como restos de madera y textiles. Posteriormente, todo se tritura nuevamente en tres etapas sucesivas. Con un imán, se extrae el hierro, que se transporta por separado a la acería para ser fundido y reutilizado como materia prima. La mezcla restante de metal y plástico se procesa en varios pasos para separar el metal del plástico. Se clasifica por tipo y tamaño mediante técnicas de cribado y separadores de metales. A través de un proceso óptico y presión de aire, se filtra el aluminio. La mezcla restante se divide con más equipos de trituración para separar los metales de las piezas plásticas. Para asegurar que no se pierdan materiales valiosos, la mezcla de plástico y metal se lava en dos procesos en una mesa de lavado, donde el plástico ligero se separa de los metales.
Durante todo el proceso de reciclaje se libera una gran cantidad de polvo, que contiene pequeñas partículas de metal. Para reincorporarlas al ciclo de valor, se fabrican pellets autógenos a partir del polvo para el proceso de fundición metalúrgica.
Los desafíos del reciclaje de residuos electrónicos
Dado que la mayoría de los dispositivos electrónicos están compuestos por una variedad de materiales diferentes, a menudo inseparablemente unidos, el reciclaje se convierte en un desafío técnico y económico. Hasta ahora, el reciclaje de dispositivos electrónicos se ha centrado principalmente en metales comunes como el acero, hierro, aluminio, cobre y metales preciosos, que son fácilmente reciclables. Tierras raras, galio, tántalo e indio tienen tasas de reciclaje a nivel mundial de menos del uno por ciento. Estos materiales se utilizan de manera compleja y en cantidades muy pequeñas en los dispositivos electrónicos, lo que dificulta su reciclaje.
Los materiales que realmente se reciclan de los residuos electrónicos dependen de las tecnologías disponibles y de su rentabilidad. Para reciclar integralmente los residuos electrónicos, se requieren varios procesos parciales, a menudo complejos, que utilizan diferentes tecnologías para abordar los componentes individuales del material. Solo con una tecnología de procesos avanzada es posible reciclar de manera eficiente y económica los residuos electrónicos muy heterogéneos, separando todas las sustancias nocivas. Por ejemplo, los modernos sistemas de clasificación contribuyen significativamente al separar los residuos electrónicos heterogéneos en sus componentes individuales, como metales, plásticos técnicos, placas de circuito, cables y alambres, entre otros.
Conclusión
Los aparatos eléctricos usados están llenos de materiales valiosos que debemos aprovechar. Ya sea un secador de pelo, una tostadora o un viejo smartphone, todos contienen recursos que merecen ser reutilizados. Dado que los residuos electrónicos son el flujo de desechos de más rápido crecimiento en toda la UE, es esencial maximizar su potencial de reciclaje en el futuro. De lo contrario, no lograremos cerrar el ciclo. Además de contener una gran cantidad de materias primas valiosas que deberían volver a estar disponibles, la quema o el vertido de residuos electrónicos liberan sustancias peligrosas para las personas y el medio ambiente.
Por ello, todos los consumidores deberían adoptar como estándar el canal adecuado para desechar sus aparatos eléctricos usados. Los fabricantes de dispositivos electrónicos deben enfocarse más en el principio de “Diseño para el Reciclaje”, priorizando una estructura modular, facilidad de reparación, evitando adhesivos y utilizando materiales reciclados. Y por último, pero no menos importante, la política tiene un papel crucial. Debe establecer las condiciones para una supervisión más estricta de la gestión de residuos. Se deben crear incentivos para que las empresas de reciclaje inviertan en tecnología de procesos avanzada, como sistemas de clasificación, y así poder reciclar eficientemente los residuos electrónicos heterogéneos.