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Si seguimos con la economía lineal actual, el planeta pronto enfrentará un “Game over”. La solución es una economía circular. El reciclaje de plásticos es crucial para nuestro entorno. Evita que los desechos lleguen a la naturaleza, ahorra recursos fósiles y contribuye significativamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, todavía demasiados plásticos terminan como residuos en la naturaleza o en incineradoras. La diversidad de tipos de plástico, colores, adhesivos y etiquetas son los principales obstáculos que dificultan o impiden el reciclaje en un ciclo de valor cerrado. Para cerrar el ciclo, necesitamos envases de plástico diseñados para el reciclaje.

¿Qué significa Design for Recycling?

Los envases son indispensables en nuestra vida diaria. Protegen el producto y proporcionan información esencial para el consumidor. Sin embargo, a menudo se desechan tras un solo uso, desperdiciando valiosos recursos. Para aprovechar estas materias y cerrar el ciclo, es crucial considerar la reciclabilidad del material desde el diseño del envase y asegurar un diseño adecuado para el reciclaje. Esto también es una exigencia legal. Por ejemplo, el paquete de economía circular de la UE y la Ley de Envases establecen objetivos y directrices ambiciosos. Según estas normativas, para 2030 todos los envases fabricados en la UE deben ser 100% reutilizables o reciclables.

¿Por qué el diseño para el reciclaje es más crucial que nunca?

El uso de envases de plástico sigue aumentando, al igual que la cantidad de residuos plásticos. Se producen, se utilizan brevemente y se desechan. Para lograr un futuro sostenible y proteger nuestro entorno de manera duradera, es esencial cambiar fundamentalmente nuestra relación con el plástico. El plástico usado no es necesariamente basura; a menudo es una fuente valiosa de materias primas que en gran medida permanece sin aprovechar.  

Según el estudio „Verpackungswende jetzt!“ del WWF, el 89% de todos los envases de plástico están hechos de material virgen, y el 50% de los residuos plásticos se incineran tras un solo uso. Para avanzar hacia una economía circular efectiva y eficiente en recursos, es necesario reducir el uso de envases plásticos y, sobre todo, reciclarlos y reutilizarlos de manera sistemática y efectiva al final de su vida útil. Esta es una tarea que deben abordar tanto los legisladores como los fabricantes, la industria del reciclaje, el comercio y los consumidores. Un factor clave es el diseño de envases plásticos que faciliten el reciclaje. Esto puede aumentar el rendimiento y el valor de estos materiales. Según expertos del sector, es posible cambiar el 90% de los materiales multicapa por monomateriales sin perder calidad, lo que permite obtener un 11% más de rendimiento en el reciclaje en circuito cerrado. En el caso de los materiales compuestos, los sistemas de clasificación a menudo tienen dificultades para separar correctamente las capas de material, lo que impide el reciclaje o resulta en un reciclado de baja calidad. Ajustando polímeros, colores, adhesivos, aditivos y cierres, se puede aumentar aún más el rendimiento y el valor de los reciclados.

Los parámetros clave para un diseño orientado al reciclaje

¿Qué criterios deben cumplir los futuros envases para ser considerados reciclables? Desde la implementación de la Ley de Envases, la Zentrale Stelle Verpackungsregister (ZSVR) actúa como instancia de control. Anualmente, publica una versión del estándar mínimo para evaluar la reciclabilidad de los envases sujetos a participación en el sistema, según § 21 Abs. 3 VerpackG. Este estándar incluye criterios mínimos que un envase debe cumplir para ser reciclable y define qué materiales se integran mejor en el ciclo de reciclaje y cuáles no.

Por lo tanto, los envases deben contar con una infraestructura de clasificación y valorización que permita reciclar sus componentes según el material. Los elementos del envase deben ser clasificables o separables si son de materiales diferentes. Además, el envase no debe contener sustancias incompatibles con el reciclaje que puedan obstaculizar el éxito del proceso en la práctica. 

Para los fabricantes que necesitan rediseñar completamente sus envases para cumplir con los requisitos legales, existen varios desafíos: 

  1. MaterialLos envases de múltiples capas de material presentan problemas para el reciclaje. No pueden separarse tras su uso y se asignan a una fracción de material en la planta de clasificación. Los fabricantes deben optar por monomateriales o materiales fácilmente separables. Los cierres deben ser del mismo material que el resto del envase.
  2. Color/ImpresiónSi un envase no se detecta correctamente en la planta de clasificación, se destina automáticamente a la fracción residual y no se recicla. Esto ocurre con frecuencia en envases de colores oscuros. Los fabricantes deben usar colores claros o transparentes para sus envases de plástico, minimizar la impresión en la superficie y evitar efectos metálicos. Los colores y adhesivos resistentes al calor también pueden ser problemáticos; los productos solubles en agua son una buena alternativa.
  3. Etiquetas/BandasPara asignar un envase a un tipo de material, se escanea en la planta de clasificación. Las etiquetas grandes de material diferente al del envase pueden causar errores en este proceso, resultando en una asignación incorrecta o en la no reciclabilidad del envase. Los fabricantes deben evitar etiquetas o usar etiquetas del mismo material que el envase. Las etiquetas solubles en agua o fácilmente removibles son una opción.
  4. VaciadoLos residuos de producto en los envases, como detergentes o pintura, no solo complican el proceso en la planta de clasificación, sino que también reducen la calidad del reciclado. Los fabricantes deben asegurarse de que sus envases sean fáciles de vaciar, por ejemplo, con superficies internas lisas y aberturas amplias.

Conclusión

La transición de una economía lineal a una circular para los envases de plástico es de máxima urgencia desde una perspectiva ecológica. Un envase diseñado para el reciclaje es protección ambiental en su forma más pura. Facilita la recolección, el aprovechamiento y el reciclaje, reduce la generación de residuos y las emisiones de CO2, ahorra costos y se reincorpora al ciclo de materiales como una materia prima secundaria de alta calidad. Este cambio de sistema es posible con las tecnologías de clasificación disponibles hoy en día, pero requiere la voluntad y la colaboración estrecha entre la industria, la política, la ciencia y la sociedad.